Mi pequeña no tan secreta debilidad...

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Debo confesar, siento una terrible debilidad por la forma del pie femenino, es irresistible y sexualmente estimulante a niveles que no puedo controlar, hasta hace tiempo sentía vergüenza, pensaba que era un comportamiento y una filia un tanto aberrada, no sabia siquiera si era una filia o una enfermedad sexual, hasta hace poco solo luchaba ferozmente en contra de mi naturaleza para no demostrar esta conducta, así que me obligue a mi mismo investigando en libros, leyendo sobre patología y conducta sexual, sobre filosofía sexual, incluso sobre medicina sexual... soy podo filo, o eso es lo que los libros dicen, podofilia: atracción sexual por los pies. 
así como pequeño descubrí que me atraían mas las mujeres de piel oscura que las de piel blanca, descubrí también de pequeño que lo que mas me atrae de una mujer son sus pies, haciendo que cualquier otra virtud pase a segundo plano, al nivel de sin importar que tan femenina, hermosa, alegre, coqueta, inteligente o graciosa sea, si sus pies no me gustan cualquier encanto queda opacado automática y definitivamente, tantas veces me vi huyendo de una relación al descubrir que sus pies no me eran atractivos, cuantas mujeres hermosas, inteligentes, graciosas y amorosas deje de lado por mi conducta sin control... hoy lo acepto soy un fetichista sexual...

Laura, Aquella vez

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Hace tiempo, cuando aún era un niño…

 Todo empezó cuando yo aun pensaba en legos, algunas letras y millones de formas y colores, cuando no sabía siquiera que existía un mundo lejos de la seguridad de la voz de mi mama, empezó cuando aun siquiera pensaba que existía todo un complejo mundo millones de años luz al pequeño mundo que dentro de mi imaginación siempre híper desarrollada yo mismo había creado, fundido, moldeado, retocado y finalmente barnizado.

Empezó una mañana, sumamente aburrido, camisa blanca y pantalón azul, una maestra que enseñaba lo que yo ya sabía de ante mano, historia que ya conocia, literatura que ya entendía, cuentos superfluos sin ningún interés, un montón de compañeros de clase desconocidos, que haciendo un esfuerzo colectivo infinito podrían con dificultad entender porque era de día y no era de noche, un salón pequeño tipo habitación colonial, con una reja inmensa desde el suelo hasta el techo, dentro de esa reja estaba yo, mis compañeros desconocidos, y la maestra con su cháchara aburrida, fuera de la reja, un patio medio solitario con un inmenso árbol al que debo confesar me fascinaba acudir, sentarme debajo de él me hacia recordar lo dulce que era el estar en casa, con mi mama y su voz revoloteando por todos lados, sentarme debajo de el era mi pequeño momento de paz, cuasi silencio, lejos del ruido de los compañeros desconocidos, lejos de los brabucones y las niñas histéricas, (aun sigo creyendo que hay un mecanismo ensordecedor que se dispara en las niñas cuando apenas descubren que tienen cuerdas bocales que las hace gritar en tonos increíblemente insoportables para cualquier oído y en lo particular para los míos), ese árbol era sin lugar a duda mi segundo lugar favorito, no era un árbol grande, pero si muy frondoso, debajo de el habían colocado unas piedras grandes pintadas de blanco, millones de hojas verdes filtraban la luz del sol, mas sin embargo podría verse el cielo entre ellas, hacia que todo obtuviera un tono opaco y melancólico, el olor siempre a tierra húmeda, le daba ese toque mágico y final, realmente era mi segundo lugar favorito, esa mañana en particular gracias a mi muy limitada pero por lo mismo amada capacidad de concentración, que en mucho de los casos no superaba los pocos minutos de atención fija, yo estaba viendo hacia mi árbol, esperando desesperadamente que el reloj avanzara en modo híper velocidad, así como espera desesperadamente un enamorado en la estación del tren... 

De pronto una figura pequeña y delgada avanza suavemente por entre algunos niños, caminaba despacio, mirando un libro que tenía en sus manos, camina de forma amenazadora hacia el árbol, mis ojos se clavaron en su cara que estaba medio tapada por su cabello negro y liso, la figura continua con su recorrido lento, pausado, suave y decidido hacia el árbol, llega hasta el, suena el timbre, el típico timbre de escuela que consiste en una enorme campana con un mecanismo que hace que una palanca con un martillo golpee repetidas veces la campana en cuestión produciendo un sonido espantosamente molesto, en otras ocasiones huía de ese timbre a paso veloz con las manos en los oídos, pero esta vez apenas lo note, aquella figura estaba frente a mi árbol y se disponía a sentarse debajo de el, los desconocidos compañeros salieron la maestra también, yo solo veía como aquella figura cruzaba las piernas y abría el libro, aquello fue intolerable, me levante bruscamente del pupitre, y corrí, corrí a toda velocidad, la suela de mis botas sonaban como el galopar de cien caballos desbocados, llegue al árbol en cuestión de segundos plantándome firmemente frente a la figura y a él, mi segundo lugar favorito, mi piedra, y la figura usurpándolo todo.

Toda mi vida me ha sido sumamente difícil hablar, no puedo aunque lo intento expresar por medio de las palabras lo que siento, cualquiera que fuera el sentimiento sentido, me ha sido difícil de expresar, pero me ha sido exageradamente mas difícil hablarle a una mujer, puedo hablar durante horas sobre historia, sobre filosofía, sobre literatura, música, arte, dibujo, incluso hasta sobre política, pero sobre lo que siento no. Así que me pare frente a ella, esperando que en algún momento me viera y así poder adoptar una mirada de furia y enojo, una mirada tan pero tan agresiva que a la figura le fuese imposible no entender el mensaje y se fuera de allí, pero ella, la figura solo subió la mirada, aparto un poco el cabello de su cara y me miro.

La figura ya no era solo figura, era un niña, y no cualquiera, era la niña más hermosa que alguna vez había podido ver, vi sus ojos y sentí lo mismo que sentía cada vez que veía los ojos de mi mama, sentí que todo lo demás a mi rededor no tenía importancia y que se detenía, todo se hacía más lento, más calmado, no había niños, ni compañeros desconocidos, ni brabucones y mucho menos niñas histéricas, solo había un profundo silencio, ella, el árbol y yo, podía escuchar los latidos de mi corazón que a momentos parecía querer salirse de mi pecho, podía escuchar mi propia respiración, ella seguía mirándome a los ojos, esperando a que cumpliera con mi parte explicita y obligatoria de ser el hombre en nuestra sociedad machista en la que se supone que por ser hombre deba yo, instintivamente dar el primer paso en todo, incluso en una conversación, pero para mí todo se había vuelto más brillante, cada color tenia mas color, cada olor olía mas fuerte, y cada sonido se amplificaba increíblemente, yo seguía parado, sin movimiento alguno y ella mirándome a los ojos, así podía yo pasar toda una vida y la mitad de otra en aquel lugar y en ese momento, aun recuerdo su mirada, ojos grandes y oscuros, cabello largo, negro como lo más negro y liso, piel de un color canela medio oscuro, veía sus ojos, y veía su color, era morena y era hermosa, ese día me descubrí a mi mismo enamorado por primera vez…

El silencio se rompió ligeramente cuando ella, suavemente y de pronto me dijo hola, mi rostro tuvo que haberse vuelto expresivamente cómico al escuchar su voz, porque luego del hola ella se sonrió, yo no lo podía, simplemente no lo podía creer, su cara era aun más bella, ella era aun más bella solo con suavizar su rostro y mostrarme un poco su sonrisa, yo dije hola, pero mi hola sonó mas a chillido a que sonido de voz, ella volvió a sonreír, me dijo te quieres sentar, yo dije sss eeehhhh sssiiiissi si claro, (hace menos de cinco minutos ese era mi árbol, mi segundo lugar favorito, era mi escondite, era mío y solo mío y no estaba dispuesto a compartirlo con alguien más, ahora no era mi árbol, era su árbol y ella lo estaba compartiendo conmigo, entendí que ahora yo estaba en su lugar favorito y que su voz y su mirada me hacían recordar mi lugar favorito, así que era normal que entendiera que aquel árbol era ya explícitamente nuestro lugar feliz, en ese preciso momento, era sin lugar a dudas mi segundo lugar favorito.

Entonces le pregunte, yyyyy mmm estee sss mm coo coomooo como te llamas? Ella dijo, Laura, me llamo Laura, y tu, no recuerdo haber dicho algo mas, ese Laura recorrió todo mi cuerpo, esas cinco letras revotaron por mi mente cien mil millones de veces, Laura, su voz, Laura y sus ojos, Laura y su sonrisa, recuerdo haber visto su libro, pero no recuerdo más que su nombre, se que dijo otras cosas y que yo lentamente le conteste, recuerdo haber dicho algo, o haber hecho algo muy gracioso porque en algún momento rio fuertemente, de esa mañana recuerdo millones de cosas más, pero ninguna con claridad, solo recuerdo sus ojos, su sonrisa, su cabello, su piel que era más oscura que la mía, y sus cinco letras, su nombre, ese Laura que aun después de tantos años no he podido olvidar.

Aquel odioso timbre sonó, ella se levanto, yo me levante, y como si el universo ya no había sido lo suficientemente maravilloso ese día, en ese preciso momento ella se me acerco, es un momento congelado en el tiempo, como una fotografía que nunca tome, un segundo quizás dos que están conservados en mi mente, posiblemente los dos segundos que definieron mi vida entera, el tiempo se congelo por completo, mi corazón también deje de respirar no pude moverme, ella se me acerco, vi sus ojos oscuros más cerca, vi sus labios, por primera vez me fijaba en los labios de alguien más que no fueran los míos, se acerco mas y sentía que de alguna forma yo podía estallar en millones de macropartículas, puso su boca en mi cara, puso su cara cerca de la mía, se despidió, aun seguía completamente congelado cuando el timbre dejo de sonar, ella cada vez más se alejaba, chao, y yo no pude si no solo mirar, me había enamorado de Laura en apenas dos sonar de timbres.

Laura solo había aparecido ese día en esa escuela quien sabe porque razón, quien sabe a qué o porque, pero apareció, fue así como ese día descubrí mi universo entero, descubrí que me gusta el amor, que me gusta el amor y me gusta oscuro, color canela tostada, descubrí que me gusta la vida suave, la vida a lo lento, la vida con sensaciones, y me gusta experimentarlas cada una por separado y a la vez, Laura no estudiaba en la misma escuela, y aunque solo apareció esa vez aun sigo enamorado de ese momento, con los años me he visto una y otra vez buscando a Laura, no a Laura de aquella mañana, a la Laura aun desconocida morena y sencilla que aquel día me hizo entender quien era y que podía sentir…    

El día que conocí y me despedí de Laura, tenía algunos pocos años de haber nacido, pero fue el día en que me descubrí a mi mismo vivo y enamorado por primera vez…



Alberto Plaza

19 de Abril del 2011

Desdoble

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11/04/2011
Alberto Plaza


         Hace días, me desperté en medio de un sueño difuso... desperté entre llorando y riendo... desperté entre balbuceando y hablando... me hablaba a mi... como si el que hablaba era una persona y el que aun estaba medio dormido otra.

en el sueño yo me hablaba a mi mismo. al otro yo que aveces suelo ser, el yo alegre cuando siento tristeza, el yo fuerte y sin temores cuando me siento indefenso, en mi charla con mi otro yo me burlaba de ese yo porque el creía, debo decir que mas que creer aseguraba que estaba hablando solo, y me reía fuertemente porque yo sabia, debo decir  que mas que saber, aseguraba que no estaba solo, en el sueño el yo solitario se preguntaba así mismo... porque estaba solo, porque entre millones de personas, porque entre tanta gente, el seguía sintiéndose solo, y yo ya empecinadamente le reclamaba violentamente el porque no se daba cuenta que no estaba solo... que seguía estando yo... allí en ese momento, y en cualquier otro momento, mi yo solitario tenia cara de tristeza, de profunda tristeza, y yo, claro no podría verme la cara, pero sentía tristeza por mi yo solitario, sentía pena de mi mismo.

casi al declive de mi sueño mi yo solitario tomo una profunda bocanada de aire, un suspiro eterno, de esos suspiros que mientras aspiras el aire y lo expulsas pasa una a una las diapositivas de tu vida entera, y se pregunto de forma inquisitiva así mismo: Donde Estas?.

Yo escuche la pregunta y desperté... los ojos húmedos, tan húmedos que todo era opaco, y pensé... pensé... pensé, maldita sea porque pense?...

quien tiene la razón?

El yo solitario que cree ciertamente que esta hablando solo, o el yo que aseguraba que no estaba solo?

el yo solitario se preguntaba, donde esta ella? de entre millones de ellas, donde esta su ella, porque se rehusaba a llegar? y yo acordándome del sueño me preguntaba... donde estas? mi yo que cree estar solo, y mi yo que se burla del solitario tienen un mismo dolor en común... ambos sin importar lo que piense el otro, siguen estando solos... 

entonces me di cuenta que el yo del cual yo mismo me burlaba era el que tenia razón. porque mientras el yo del sueño creía no estar solo, y el yo que despertó pensaba en los otros dos, yo que había soñado anteriormente... el yo solitario tenia la certeza que ambos, el yo burlista y el yo despierto seguirían pensando sin importar el tiempo que no estaban solos, y que ella, su ella algún día terminaria por aparecer... 

 

29 años y aun sigo jugando con mis legos...

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       Tengo 29 años, y aun: Juego con legos, dibujo en las paredes (ya no me regañan, más bien me pagan), sueño e imagino la vida en colores y formas (también me pagan por ello) sigo tocando la guitarra (igual de mal que cuando empecé), sigo escuchando música a todo volumen, pensando que el amor existe, que dios no, escribiendo poesía (la mayoría solo me gustan a mi), sigo viendo la imagen congelada a cada momento o situación, no uso correa, uso jeans y franela, uso converse, me gustan las pelis donde el héroe, rescata la doncella, mata al malo y salva al mundo, o rescata la doncella, mata al malo con una espada laser y salva al universo, o mata al malo de una manera realmente espantosa, y de milagro se salva él y a la doncella... en fin... sigo haciendo lo que me gusta, sigo siendo un niño... y eso me hace feliz...